LA CENSURA LLEGA A MILCOMICS

Mi perro, esa paradoja.

Mi perro, esa paradoja.

Ya hace unos diítas que el jefe me mandó leer “Mi perro: esa paradoja”, y todavía no había dicho nada al respecto.

No es que no me lo haya leído, porque se lee rápido. Es que el jefe me censuró la crítica. Y digo crítica en el sentido más estricto de la palabra, según el punto número 2 del diccionario online de la RAE.

Lo sentí mucho por Astiberri, porque es una editorial que me gusta. Publica mucho material y de calidad. Pero en serio, esto del perro …

Que debo de ser yo. Que como alguien amablemente comentó en el salón del Cómic de Zaragoza, no tengo ni p… idea de cómics, literalmente. Aunque eso no es una sorpresa, ya os lo había dicho, ¿no?. Y el que avisa no es traidor.

Digo que debo de ser yo porque al jefe sí que le gustó. Y ante la diferencia de opiniones, le pedí al vecino de enfrente, Diego que se lo leyera. Y se echó unas risas.

Así que, dos contra uno, tengo que ser yo.

Que igual no es porque lo mío no son los cómics. Que igual es porque no tengo perro. O ambas. Probablemente.

El caso es que mi comentario sobre el librito en cuestión está guardado como borrador en wordpress. Y ahí se quedará. Porque al jefe no le gustó lo que dije. Ni un pelo.

Todavía me dura el cabreo.

Feliz Navidad a todos.

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